Procurem prendre’ns les coses amb humor. Un altre formidable
periodista, Evelyn Waugh, va escriure una novel·la hilarant sobre
els corresponsals de premsa, Scoop, aquí titulada Notícia
bomba. La novel·la document amb gran comicitat les desventures d'un innocent col·laborador d’un gran diari1,
on publica articles sobre ornitologia, quan és enviat per error a cobrir
una guerra a l’Àfrica. El fet de no ser periodista i aplicar el
sentit comú li possibiliten descobrir la veritat molt abans que els
reputats periodistes presents. El protagonista s'assabenta de que no hi ha cap guerra en marxa -i de moltes altres coses- jugant al ping-pong amb un espia i sopant amb el vicecònsol britànic, antic company d'escola. No "fent" de periodista.
Cito un fragment (de la traducció espanyola d'Antonio Mauri, publicada per Anagrama), una mica llarg però molt divertit, en el qual, a més del tractament satíric tant de la tasca periodística com de la diplomàtica, s'hi poden trobar alguns motius més de diversió, com ara el sempitern esforç britànic per provar de viure com si seguissin a Bond Street i, sobre tot, els disbarats a què condueix la incomunicació verbal entre col·lonitzadors i col·lonitzats. M'he referit prèviament a totes dues coses:
Com seguir vivint a Mayfair. Entrada "Estupidesa col·lonial" del 14 d'abril
“Luego se fue a cenar con el vicecónsul británico. Jack Bannister, apodado «Burro» cuando tenía diez años, residía en una pequeña villa del recinto de la legación. El y William cenaron solos en una mesa iluminada con velas. Dos silenciosos muchachos de uniforme blanco les atendían. El animalito de compañía que se había procurado Bannister, un leopardo que distaba mucho de estar completamente domesticado ronroneaba junto a la chimenea. Cenaron agachadizas, cazadas recientemente por el primer secretario. Bebieron jerez y borgoña y oporto, y, para celebrar la llegada de William, diversas rondas más de oporto. Luego se instalaron en sendas butacas y tomaron brandy. Charlaron del colegio y de los pájaros y las fieras de Ismailia. Bannister le mostró su colección de pieles y huevos.
Hablaron de Ismailia.
- Nadie sabe si este país posee minerales porque nadie ha venido a comprobarlo. El mapa entero es un chiste -le explicó Bannister-. Ningún topógrafo ha estudiado nada; y la mitad de su extensión no ha sido explorada jamás. Por ejemplo, fíjate en esto -dijo, bajando un mapa de los anaqueles y desplegándolo ante William-. ¿Ves esta ciudad que indica aquí, Laku? Está marcada como una urbe de unos cinco mil habitantes, situada a setenta y cinco kilómetros al Norte de Jacksonburg. Pues bien, esa ciudad jamás ha existido. Laku es una palabra ismailí que significa «No sé». Cuando la comisión de fronteras intentó, en 1898, pasar hacia Sudán, fijó en este lugar su campamento. Alguien le preguntó a uno de los muchachos ismailíes que cómo se llamaba la colina, a fin de registrarlo. El contestó, «Laku», y en todos los mapas posteriores han copiando esa inscripción errónea. Como al presidente Jackson le gusta que su país parezca importante en los atlas, hizo que en esta edición Laku figurase como una población muy grande. Cuando los franceses llegaron a este país nombraron un cónsul en Laku.
Finalmente pasaron a charlar de política.
- No comprendo por qué se os ha ocurrido venir aquí a todos vosotros -se quejó tristemente Bannister-. No tenéis ni idea de hasta qué punto nos complicáis el trabajo. Al ministro tampoco le ha hecho ninguna gracia. Los del Ministerio de Asuntos exteriores le van a matar a disgustos.
- Pero ¿no está a punto de estallar una guerra?
- Bueno, suele haber alguna que otra escaramuza todos los años, en cuanto cesan las lluvias. Las montañas están repletas de mala gente. Cuando termina de recaudar la contribución, Gollancz suele salir a cazar a unos cuantos.
- ¿Y eso es todo?
- Ojalá lo supiéramos nosotros. Pasan cosas bastante raras. Según nuestras informaciones, lo único que ocurre es que Smiles se peleó con los Jackson la pasada Navidad, y que luego se fue a las colinas. Es lo que suele hacer todo el mundo cuando tiene una pelea con los Jackson. O sea que enseguida nos olvidamos del asunto. Y la siguiente noticia que tuvimos fue que en Europa habían sido establecidos un montón de falsos consulados y que Smiles había formado un gobierno nacionalista. La verdad, nada de eso tiene mucho sentido. En Ismailía jamás ha habido nada que se pareciese a un gobierno fuera de Jacksonburg, y, como has podido comprobar, aquí todo está absolutamente tranquilo. Pero no hay duda de que hay alguien que le está dando dinero a Smiles, y también armas, supongo. Es más, a nosotros no nos cae demasiado bien el presidente. Cada vez se da más aires de superioridad, cuando apenas hace seis meses que comía de nuestra mano. Una empresa británica ha obtenido una concesión para construir la nueva carretera costera. El pasado noviembre quedó todo listo, a falta solamente de la firma. Pero ahora el ministerio de Obras Públicas ha empezado a hacerse el remolón, y dicen que cuentan con el apoyo del presidente. No puedo decir que me guste el cariz que está tomando el asunto, pero la llegada de tantos periodistas no contribuye precisamente a hacernos las cosas más fáciles.”
Evelyn Waugh, ¡Noticia bomba¡
1.
Ell treballa per al Daily
Beast i el seu rival és el Daily Brute....Menció especial mereix la figura del propietari del primer, Lord Copper, un veritable animal, com ja anuncia el nom del seu diari. El redactor en cap del diari, per tal no enfrontar-s'hi -Lord Copper té terroritzat tothom- ha adoptat un hàbil mètode de resposta a les bestieses del seu cap. Quan Lord Copper pregunta, per exemple, demanant assentiment, si la capital del Japó és Yokohama, el redactor respon: "Fins a cert punt, Lord Copper". El fet és que quan estava a la base militar de Sant Climent vaig prestar el llibre a altres companys "alféreces". Hom pot imaginar com em va costar reprimir el riure quan, durant una formació, el gran Antonio R., alférez del batalló d'infanteria "Chiclana" va tenir els sants collons de respondre una estupidesa proferida per un idiota de capità que estava al comandament amb un gloriós "Hasta cierto punto, mi capitán", en veu ben alta i marcial. El que he dit, un "grande".
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